COMO HACER TU DEVOCIONAL DIARIO CON DIOS
2 métodos:
Un devocional es un momento
especial del día dedicado a la comunicación con Dios y el descubrimiento de su
palabra. Mediante la meditación y la oración es posible entrar en contacto
directo con Dios y armonizar nuestra vida en muchos aspectos. Muchas veces
hemos oído decir que es necesario tener un devocional diario, pero lo
importante es saber cómo, cuándo y dónde se realiza para llegar al nivel de
concentración necesario para entrar en contacto con el Creador. A continuación
te presentamos una serie de pasos para realizar tu devocional de la manera más
exitosa posible.
1 Determina una hora fija para hacer tu
devocional y apégate a ese horario. No intentes hacer tu devocional en
tu tiempo libre porque lo más seguro es que nunca encontrarás ese tiempo. Si
agendas, programas y respetas cada día el tiempo que vas a utilizar para tu
devocional, optimizarás cada uno de tus encuentros con Dios.
2
Elige un libro de La
Biblia y haz tu devocional en él desde el principio hasta al final. No
es recomendable que simplemente abras tu Biblia al azar cada día porque corres
el riesgo de pasar por alto aspectos importantes del contexto y “hacerle decir”
a la Biblia cosas que en realidad no dice. ¿Cómo leerías una carta de amor? Empezarías
por el comienzo y poco a poco leerías, con calma, hasta el final ¿no es verdad?
¡La Biblia es una carta de amor que Dios te escribió! Así es que toma un libro
por el comienzo y sigue en él hasta el final.
3 Elige
un lugar fijo en tu casa. Un
lugar donde no seas interrumpido por nada ni nadie y has de ese lugar tu
espacio especial donde siempre te encontrarás con Dios. Eso te ayudará a no
distraerte y perder el tiempo buscando dónde acomodarte para hacer tu
devocional.
4 Ten listas todas las cosas que vayas
a necesitar. Debes tener a
mano una Biblia, un cuaderno, un lápiz, sacapuntas, etc. Guárdalas en el lugar
donde siempre hagas tu devocional. Tener todo listo evitará tener que
levantarte a buscar algo que hubieras olvidado y así podrás seguir concentrado
en tu comunión con Dios, sin distracciones.
1
Ora. Una vez que hayas elegido
un libro (pongamos como ejemplo que elegimos el evangelio de Marcos) lo primero
que debes hacer es orar para pedirle a Dios que te ayude a escucharle y que
puedas ver cuál es Su Voluntad. Haz una oración corta, que te ayude a recordar
delante de quién te estás presentando y que alinee tu corazón con el de Dios.
Recuerda que este no es tu tiempo de oración e intercesión por otras personas
sino que es el momento en que, como un soldado, te estás presentando delante de
tu capitán a recibir órdenes e instrucciones, no a pedir favores. Tu meta debe
ser la de entrar en conexión directa con tu Creador.
2 Lee y marca. Enseguida
comienza a leer el capítulo que te corresponda (en este caso el capítulo uno
del evangelio de Marcos) varias veces, pero vas a leerlo con un lápiz en la
mano y marcando todo lo que te llame la atención, es decir, puede ser alguna
frase que te suene extraña o interesante, alguna palabra que se repita muchas
veces, alguna actitud de un personaje determinado, alguna relación que haya de
causa-efecto (si haces esto… sucederá aquello…), algunos contrastes que puedas
identificar, etc.
3 Medita. En este momento te
darás cuenta de que hay algunas cosas que ya has marcado en tu Biblia,
concéntrate en esas porciones (pregúntale a Dios qué es lo que Él quiere
decirte) y elige la que más te llame la atención. Toma un tiempo para meditar
en esa porción.
· Hoy en día entendemos la meditación como tratar
de poner la mente en blanco, pero en la Biblia meditar es todo lo contrario, es
llenar tu mente de los pensamientos de La Palabra.
·
Repasa
varias veces ese pasaje que llamó tu atención y pregúntate: ¿hay algo aquí que
tengo que imitar?, ¿hay algo en este pasaje que tengo que evitar?, ¿me
identifico con alguna actitud que aquí se menciona?, etc. Tal vez puedes
convertir ese pasaje en una oración, por ejemplo el Salmo 1 podría ser así:
“Señor, te ruego que apartes mi oído de consejos de malos y guárdame para que
no ande en camino de pecadores. No permitas que me siente con los
escarnecedores, sino que tenga hambre y sed de tu Palabra, que esta sea mi
delicia. Quiero ser como un árbol que está firme porque… etc.” Toma tu tiempo,
no trates de acelerar las cosas y llena este tiempo de meditación y oración,
recuerda Dios quiere hablarte.
4 Escríbelo en papel. Ahora,
vas a tomar esa porción y con ella vas a llenar la hoja que tienes para anotar.
Por ejemplo, si tomas desde el v.16, tu hoja estará basada en 2 Timoteo 3:16-17
que dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”. Este pasaje es
perfecto para poner en claro algunos puntos importantes.
·
Lo que 2 Tim 3:16-17 dice es que cualquier
porción de la Biblia (“Toda la escritura”) contiene el aliento de Dios (es
“inspirada”. En el idioma original, esta palabra no tiene la connotación que
hoy entendemos cuando decimos que tal o cual cosa nos ha “inspirado”, sino que
hace referencia a que viene de la respiración o el aliento) y que además tiene
aplicaciones prácticas y no solo “intelectuales” (es “útil”) para cuatro cosas:
Enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia. Profundiza en estas cuatro
cosas y para aplicarlas en tu devocional.
·
Enseñar. La Palabra de Dios te puede enseñar, o
sea, marcar un camino por el cual tú puedes caminar con la confianza de que no
tendrás problemas. Si comparas esto con una carretera dirías que la Palabra de
Dios puede mostrarte (“enseñarte”) los carriles y si tú sigues en el carril que
te muestra, sabrás que no tendrás inconvenientes y llegarás a destino sin
accidentes. En tu devocional, en esta sección anotarás los principios que la
Palabra de Dios te está marcando, aquellas cosas que Dios espera de un verdadero
creyente, los mandatos que encuentras en tu lectura, etc.
·
Redarguye. Redargüir es “utilizar un argumento
en contra”, sinónimo de “rebatir”, pero en el lenguaje original esta palabra
también quería decir algo así como “reprochar”. Básicamente lo que Pablo quería
decir cuando le escribió esto a Timoteo es que La Palabra de Dios es útil no
solo para enseñarte, sino también para decirte en qué estás fallando o qué
estás haciendo mal. La Biblia no solo te muestra cómo debes caminar sino que
también claramente te expone cuando tu camino no es el correcto. Si regresas al
ejemplo de la carretera, es como un oficial de tránsito que te dice “estás
invadiendo un carril que no te corresponde, eso está mal, si sigues así tendrás
un accidente”. En tu devocional, en esta sección anotarás claramente de qué
manera estás fallando en vivir de acuerdo a lo que acabas de aprender, (lo que
te “enseñó” en el punto uno de esta sección), o sea, aquí pondrás cómo y cuánto
me has salido del carril que Dios trazó para tu seguridad.
·
Corregir. Esta palabra quiere decir “restaurar a
un estado recto o correcto” (diccionario VINE). La Palabra de Dios no sólo te
indica si te has desviado, además te ayuda a retomar el camino correcto
nuevamente. En el ejemplo de la carretera, te muestra dónde están las líneas
pintadas y te ayuda a regresar al carril y continuar el camino. En tu
devocional, en esta sección anotarás qué necesitas hacer para poner en práctica
la voluntad de Dios, para aplicar lo que te enseñó en esta sección.
·
Instruir en Justicia. La Palabra de Dios no sólo
te enseña cómo quiere Dios que tú camines. No sólo te dice si te estás
desviando de Su Camino y no sólo te dice qué debes hacer para restaurar tu
caminar, además de todo eso, te da instrucciones claras y precisas para poder
mantenerte en justicia, o sea, en el camino de Dios. Volviendo al ejemplo de la
carretera, te da instrucciones paso a paso para no desviarte del camino:
enciende los faros, no vayas tan deprisa, no mires el paisaje sino la
carretera, ponte lentes oscuros para evitar la resolana, etc. En tu devocional,
en esta sección anotarás pasos concretos que debes seguir para poder cumplir lo
que aprendiste, lo que no estabas haciendo y cuál es tu meta. Deben ser pasos
claros, prácticos y verificables. Evita poner pasos medio etéreos o muy
“espirituales” como “tengo que amar más”, “necesito madrugar”, “tengo que
perdonar”, “necesito orar”, “voy a leer la Biblia más seguido”, etc. En vez de
eso necesitas escribir una estrategia que puedas evaluar claramente, cosas como:
“voy a levantarme a las 6:00 am”, “Todos los días de 14:00-14:30 voy a orar por
mi esposa”, “este domingo voy a dar una ofrenda de tanto a tal familia porque
sé que lo necesita”, etc. De esa manera vas a poder evaluar si es que estás
cumpliendo o no.
5 Termina
con oración. Termina tu tiempo devocional con una oración, pero ten en
cuenta lo que Dios te acaba de decir. Es decir, ¿alguna vez has estado
contándole a alguien algún asunto importante y cuando terminas de hablar la
otra persona simplemente te cambia de tema o te interrumpe para preguntarte
algo que no tiene nada que ver con lo que platicas?, es que, en realidad, esa
persona no estuvo escuchando lo que tú le decías, sino que se quedó enganchada
en algún pensamiento suyo. A veces sucede lo mismo con Dios. Él te habla en tu
devocional sobre obediencia (por poner un ejemplo) y en tu oración final le
pides que me dé un aumento de sueldo… o sea no escuchaste realmente lo que Él
te estaba diciendo porque tu oración final no tiene nada que ver con lo que Él te
ha estado hablando unos minutos antes. Asegúrate de orar lo que Dios te acaba
de decir en Su Palabra y entonces sabrás que tu oración será contestada (Juan
15:7).
6 Memoriza. Algunas
veces, en tu tiempo devocional encontrarás algún versículo que vas a querer
memorizar, si ese es el caso, escríbelo en un pedazo de papel aparte y llévalo
contigo todo el día por donde vayas. Seguramente tendrás algún momento en
especial en que necesites leer y reconfortarte con ese versículo.
CONSEJOS:
· Recuerda que el verdadero propósito de hacer tu
devocional no es encontrar “verdades ocultas” o aspectos novedosos de La
Palabra, sino tener comunión con Dios y recibir instrucciones suyas. No busques
nuevos descubrimientos sino comunión e instrucción.
· Considera siempre que un devocional no es algo
“obligatorio”, sino un privilegio. Es decir, acércate a Dios con una actitud
correcta y no a regañadientes. Ten paz, tu salvación no depende de tus tiempos
devocionales (Efesios 2:8-9), pero tu comunión con Dios será mucho más cercana
si realizas tus devocionales.
· Un devocional no es algo “mágico”, no es una
fórmula para obtener cosas sino una manera de fortalecer tu comunión con Dios.
· No hay una forma “correcta” de tener tu
devocional. En una relación siempre hay un toque de singularidad. Ahora, si
bien no hay una forma “correcta”, sí hay ciertos lineamientos que son
esenciales:
o Se
basa en la Palabra de Dios, no en sentimientos, sensaciones o corazonadas
porque todo eso es engañoso, pero las Escrituras son “la palabra profética más
segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en
vuestros corazones” (2 Pedro 1:19)
o Hacer
tu devocional es una decisión personal y consciente, mucho más allá de tu
estado de ánimo. Es una necesidad como comer, aunque a veces sientas que no
tengas hambre, sabes que necesitas la alimentación. No hay sustituto para el
alimento que recibes a través de La Palabra de Dios.
o Si
al principio sientes que no puedes, que Dios no te habla, etc., no te
desalientes. Persevera en tus devocionales y en tu oración. Necesitas aprender
a escuchar a Dios y eso a veces requiere un poco de “práctica”. Si vas al
gimnasio no ves los resultados terminando la primera serie de ejercicios, pero
si eres constante los resultados serán evidentes pronto. No te desanimes,
recuerda que Él ha enviado Su Espíritu para enseñarte Su Voluntad a través de
La Palabra, ten confianza, Él lo hará.
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