EL CONCEPTO DEL AMOR

“El amor intenta entender, convencer, vivificar. Por este motivo el que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo”.

Erich Fromm


El amor es tanto un verbo como un sustantivo. Amar es servir, atender, cuidar, sustentar, apoyar, acompañar, dar. Como sustantivo (amor) es estático y pasivo; como verbo (amar) tiene movimiento y dinamismo; es acción. Esta última conceptualización como verbo corresponde al amor como una facultad (competencia), una actitud activa más que a un sentimiento pasivo y reactivo. Como facultad el amor es proactivo (no reactivo): toma la iniciativa, es diligente, se responsabiliza, se compromete. Por el contrario, enfocarse en el sentimiento implica adoptar una actitud reactiva.

El amor es una decisión, una resolución, y no una reacción emocional - visceral de la que no somos responsables. El que el amor sea una decisión no niega ni excluye las emociones, ni la reciprocidad, pues el amor requiere intercambio y afirmación: una relación dinámica entre los cónyuges. 

El amor no se trata de preferencias o emociones, sino de lo que hacemos y cómo nos relacionamos con las personas. El amor trata de compromisos, comportamientos y decisiones. El amor se alimenta del compromiso. Al respeto comenta Josef Rattner:“El núcleo del amor no es afectivo ni cognitivo, es volitivo”.

En línea con esta última definición aparece el amor ágape del que habla la Biblia para referirse al amor cristiano. El amor (ágape) no es un amor basado en los sentimientos, que pone de manifiesto una experiencia que nos agarra de improviso como el enamoramiento, sin buscarla, casi inevitablemente; sin ninguna participación consciente. El amor ágape tiene  que ver más con la mente, con la voluntad de la persona. No es algo que nos ocurre o con lo que simplemente nos tropezamos. “No es una mera emoción que se desata espontáneamente en nuestros corazones, sino un principio por el cual vivimos deliberadamente. Ágape se relaciona íntimamente con la voluntad. Es una conquista, una victoria, una proeza”. El amor es una conquista de la voluntad sobre todas las inclinaciones naturales y emocionales. 

La conceptualización (creencia) que tengamos del amor es fundamental, porque afecta la manera como nos relacionamos con nuestra pareja. Si concebimos el amor como un afecto pasivo, el resultado es una actitud reactiva, que espera a se dé “el impulso de amar”. Este paradigma deja el amor fuera de la influencia y del dominio de la persona que ama, y lo pone a depender de la persona objeto del amor. Desde esa perspectiva el amor es la reacción que produce el desempeño o la cualidad de la persona objeto del amor; y como tal no es algo que procurar ni desarrollar, sino algo que llega y nos toma, mientras esperamos pasivamente. 

Pero si concebimos el amor como una actitud activa, el resultado es una disposición y acción positiva a favor del otro (a). El amor, entonces, moviliza a los cónyuges; busca conectarse: dar, comprender, restaurar y perdonar, porque el amor es acción. 

Siendo, entonces, que el amor es acción, la pérdida de amor se corrige - repara mediante acciones amatorias. Si concibiéramos el amor como una elección más que como una mera emoción, entonces, cuando surjan los conflictos y desavenencias en la relación, nos dispondríamos a reparar las grietas por donde se escapa el amor, a través de actitudes y acciones amatorias, y no nos quedaríamos esperando hasta que aparezca el supuesto “sentimiento del amor”.
  
Desde esta perspectiva el amor requiere aprendizaje, esfuerzo y práctica para consolidarlo y fortalecerlo. El amor es una fuerza, pero como toda fuerza requiere disciplina y esfuerzo para desarrollarla. Tal como ocurre con la fuerza física, así ocurre con la fuerza para amar. 
El amor es un constructo (una creación)
El amor es un arte por el que se opta desarrollar. Según el Dr. Alexander Lowen, las personas se movilizan tratando de evitar el dolor o buscando el placer. Así si una persona le ha causado dolor o tiene la expectativa de producírselo, tiende a construir odio. Por el contrario, si le ha ocasionado placer / bienestar o tiene como expectativa que se lo puede generar, tenderá a construir amor. En todo caso tanto el odio como el amor, son constructos – elecciones que las personas hacen. Aún cuando el amor pueda tener una base emocional, es una elección, una decisión personal que emana de un carácter maduro. La persona puede decidir construir amor y no odio a pesar del contexto de dolor que el otro le genera, a fin y al cabo el amor es una decisión, un acto de la voluntad que está por encima de las emociones. La pregunta clave es: ¿qué ha decido construir usted?

Comentarios

  1. Este es un artículo publicado por mi en mi blog
    http://ellidercristiano.blogspot.com/2012/09/amor-factor-clave-en-la-relacion-de.html

    Creo que lo ético es poner los créditos al citarlo literlamente.
    Dios bendiga.

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